Un clásico de muchos hogares: llegamos con la compra del supermercado y la colocamos en la nevera según los huecos que vamos encontrando atendiendo poco o nada a su correcta disposición. Error. La distribución de alimentos en el frigorífico puede afectar tanto al bolsillo como a nuestra salud. Vamos a explicarte en 3 sencillos pasos cómo deberías hacerlo.
Distribuye los alimentos según la temperatura
Es la regla fundamental para ordenar el frigorífico. La temperatura en el mismo debería oscilar entre 3 y 4 grados según la época del año.
El estante inferior es el de menor temperatura y lo reservaremos para las carnes y los pescado crudos. Por encima de ellos lo lácteos y huevos y las baldas centrales para embutidos, platos preparados y otros alimentos de consumo no muy duradero tras sacarlos de sus envases.
La puerta estará destinada a productos que aguanten bien sin necesidad de bajas temperaturas como salsas, mantequilla o las bebidas.
No la sobrecargues
Es importante que fluya el aire entre los alimentos, por ello no es nada recomendable sobrecargarla y aprovechar cada pequeño rincón que nos quede libre. De esta manera conseguiremos una mayor conservación y un ahorro energético al no tener que enfriar tanto.
Lo que no deberías tener
Solemos tender a meter todo tipo de alimentos en la nevera pero en muchas ocasiones no es necesario e incluso puede ser malo. Es el caso de los tomates cuyo sabor puede verse mermado. Otros alimentos que no deberían entrar en la nevera son el pan, los aguacates, las cebollas, el café, las patatas, el chocolate o el queso seco.